sábado, 20 de marzo de 2010

Bencomo resolvió en la noche que la barra le rindió homenaje a "Chita"

Los remitentes de los cánticos de la barra del Caracas FC no fueron los jugadores. Uno ya no trabaja para esa empresa y el otro nunca había visto su nombre en pancartas ni mucho menos lo había escuchado entonar por cientos de personas.
Noel Sanvicente y Phillip Valentiner fueron noticia el jueves, cuando el entrenador puso su cargo a la orden.
Anoche el equipo capitalino recuperó el liderato del Clausura. Derrotó por 2-1 al Centro Ítalo. Ceferino Bencomo ocupó el puesto que durante ocho años tuvo Sanvicente. Su noche, su gran noche, esa por la que tanto trabajo no fue como la imaginó: durante 90 minutos los fanáticos añoraban el regreso de su predecesor.
"Sanvicente, Sanvicente, por siempre te recordaré" y "Entrenador hay uno solo, es el 'Chita' Sanvicente" eran algunos de las cánticos con los que en la tribuna reconocían la labor del técnico con más títulos en el fútbol nacional.
Bencomo consciente que tiene un partido de Libertadores como visitante a mitad de semana y que en medio de la crisis lo mejor era refrescar el club, dejó por fuera a varios titulares y le dio el chance a juveniles como Pablo Camacho, Alexander González, Fernando Aristigueta y Guillermo Ramírez.
En un primer tiempo, al Caracas FC le faltó contundencia. El Ítalo se dedicó a defender y esperar un contragolpe para sorprender.
Lo más entretenido fueron los cánticos que la barra le "dedicó" a Valentiner, el hijo. Con "Doctor Guillermo lo recordaremos, pero a su hijo lo putearemos", criticaban la formq como la directiva manejo la salida de Sanvicente.
Una pancarta que decía "Phillip eres tan pobre que sólo tienes dinero" estaba detrás del arco en el Caracas metió el gol de 1-0.
Pablo Camacho (min. 55) desbordó por la derecha a un rival y metió un centro que pegó en un rival antes de entrar.
El Ítalo se consiguió con el 1-1 al minuto 73. Charly Ortiz batió la meta de Javier Toyo al empujar la pelota a centímetros de la línea de gol.
Bencomo quería ganar en su primer partido en primera división. Metió a Rafael Castellín y César González.
El veterano delantero lo ayudó a resolver. Luchó la pelota con el defensa Luc Bessala, al que pareció cometerle una falta, centró la pelota al punto penal y apareció Guillermo Ramírez.
El juvenil la tocó a la izquierda del guardameta para el 2-1 final. Caracas es líder provisional con 18 puntos, 1 más que el Real Esppor.
A Bencomo se le dio eso de "técnico nuevo, victoria segura". El protagonista no fue el árbitro, el nuevo ocupante del banquillo rojo ni los goleadores del partido; fue Sanvicente, que por primera vez en 8 años no dirigió al "Rojo".
"Phillip eres tan pobre que solo tienes
dinero"
, pancarta de los fanáticos del Caracas FC al vicepresidente del club

Un final negro luego de un romance rojo

La salida de Noel Sanvicente como entrenador del Caracas FC causó la mayor conmoción que se recuerda en el fútbol nacional desde que Richard Páez renunció a la Vinotinto.
Luego de escuchar rumores y las declaraciones de Sanvicente y Phillip Valentiner, vicepresidente del club capitalino, se puede pensar que es posible que factores externos influyeron en la salida de "Chita".
Un colega propuso en la red social Twitter la teoría que César Farías, estratega de la selección mayor, haya tenido que ver en el quiebre del romance "Chita"-Caracas FC.
Valentiner admitió el viernes en unas declaraciones que se reunió con Farías en noviembre, y que intentó que éste se acercara a "Chita".
Esa situación le molesto al ex jugador, quien estaba en desacuerdo con amistarse con los que el llamaba "antiguos enemigos del club".
Valentiner reveló que le interesaba que una mayor cantidad de futbolistas del "Rojo" fueran convocados a la Vinotinto. La intención es que se revalorizaran para luego venderlos en un mayor precio a clubes del exterior.
El directivo también criticó el manejo del cuerpo técnico con los juveniles.
Sanvicente dijo que le estaban "manoceando" el grupo y que alguien le estaba queriendo decir a qué jugadores utilizar.
Es posible que la actitud de Valentiner de acercarse a Farías haya molestado a Sanvicente, pero el entrenador guayanés debe entender que un club de fútbol no es un campamento vacacional: lo importante es conseguir ingresos.
El plan de trabajo del club cambió. Sanvicente lo admitió al declararle a un colega de Líder: "ya no entro en sus negocios".
Nunca se sabrá cuánto influyó Farías en la salida de Sanvicente. Lo que sí quedó claro es que la forma no fue la correcta.
El plan de trabajo cambió, el proyecto que tenían ambas partes cada vez era más distante.
Valentiner defiende su dinero, pero dejó que la situación se le fuera de las manos.
A Sanvicente no le dieron las facilidades para contar con un equipo más competitivo, es posible que esa haya sido una forma de provocar que pusiera su cargo a la orden.
El jueves en la noche comenzó a circular el rumor que el Caracas FC estaba negociando con Marcos Mathias, entrenador de la Sub 20 nacional y ex asistente de Farías, para que dirigiera al equipo para el Apertura 2010. Aunque Valentiner lo desminitió, de ser cierto eso confirmaría que había personas dentro y fuera del "Rojo" interesadas en el fracaso y la salida de Sanvicente, para así hacer los negocios que el director técnico más ganador en la historia de la primera división venezolana aseguró que no entraba.

viernes, 19 de marzo de 2010

jueves, 18 de marzo de 2010

No le tocaba al Rojo

Ni jugando una semana el Caracas FC le hubiera hecho un gol a la Universidad Católica de Chile, por el juego de la Copa Libertadores.
Se combinaron dos factores que le dan validez a esa aseveración: la mala puntería de los atacantes rojos y la gran actuación del arquero Paulo Garcés.
Darío Figueroa tuvo un gris regreso a las canchas cuando erró la primera ocasión. Con el arco casi vacío la echó por arriba.
Luego comenzó el show de Garcés. Evitó un gol de volea de Castellín, le dejó atragantado el grito de gol a Rodrigo Prieto con su remate de cabeza.
Después detuvo un cabezazo de Figueroa. La pelota hubiera entrado de no haber sido porque pegó en el travesaño.
No se omitieron las ocasiones del rival, sólo que no las tuvo. Renny Vega se podía haber ido un rato a la barra del Caracas y su puerta hubiera seguido inmaculada.
Esos "turistas" chilenos que se pasearon por el Olímpico un poco más de hora y media no hicieron muchos esfuerzos por ganar.
Fue el Caracas que tuvo el chance que ganar en la segunda parte cuando Jesús Gómez no supo definir los dos chances que tuvo.
En el primero quedó mano a mano con Garcés, pero su tiro de punta se fue cerca del palo izquierdo.
En el otro, "La Pulga" prefirió la colocación antes que la potencia. Garcés hizo un esfuerzo para atajar la esférica y dictaminar que si la Católica no iba a ganar, tampoco iba a tomar el vuelo a Santiago con una derrota en el equipaje.
Sanvicente, el entrenador del Caracas, trató cambiar el destino al sacar de la cancha a Figueroa y Rodrigo Prieto para colocar a Zamir Valoyes y Alejandro Guerra.
Ambos lo intentaron, pero el Caracas siguió en lo mismo. Dominaba la pelota, se acercaba al área rival y luego de eso más nada.
Católica y Caracas, con 2 y 1 punto, respectivamente, ven el grupo desde el foso. Flamengo y Universidad de Chile se perfilan para clasificar.

Le siguen faltando los goles.
Ayer el Caracas se pareció, por ratos, a los clubes venezolanos de la década de los 90', que no eran capaces de meterle un gol al arcoiris.
En otros momentos mostró esa mejora en el juego de la que se vanaglorian los sabios del fútbol nacional.
Las posibilidades clasificatorias del Caracas dependen de ganar todos los partidos restantes y esperar la combinación de otros resultados.
Les va a tocar jugar con la calculadora en una mano y el crucifijo en la otra. Aunque no es mala idea que se aferren a la segunda a ver si alguno de sus jugadores se pone la capa de superhéroe y hace los goles que añora Sanvicente.
Esos goles que debieron haber sido responsabilidad de Rodrigo Teixeira o Iván Trujillo.

viernes, 5 de marzo de 2010

Gracias totales a Dudamel

Es raro que el jugador más destacado de un equipo sea el portero. Es mucho más extraño que sea considerado el mejor entre sus compañeros, a pesar de haber perdido el juego por más de dos goles de diferencia.
Rafael Edgar Dudamel Ochoa (Guama, Yaracuy; 7-1-1973) vivió esa situación en varios de los 55 partidos que disputó con la Vinotinto.
El último fue el miércoles contra Panamá. El recorrido que comenzó el 19 de mayo de 1993, con un empate a 1 contra Colombia en Bogotá, finalizó en el Metropolitano de Cabudare (Barquisimeto), a menos de una hora de su tierra natal, en la que ayer recibió otro homenaje antes del encuentro Venezuela-Corea del Norte.
Dudamel defendió por primera vez la portería vinotinto en Colombia, país en el que jugó para Atlético Huila, Independiente Santa Fe, Deportivo Cali, Millonarios de Bogotá, Cortuluá y América de Cali.
Con Millonarios ganó la Copa Merconorte de 2001. En la final atajó dos penales en la definición desde los doce pasos contra el Emelec de Ecuador.
Dos años antes con el Deportivo Cali, se convirtió en el primer venezolano en jugar la final de la Copa Libertadores de América. Fue subcampeón contra el Palmeiras. En 1996, con el uniforme del Independiente, quedó en esa misma posición en la Conmebol.
En su carrera no sólo se dedicó a evitar goles, sino también a anotarlos. La gran mayoría fueron en la liga de Colombia, pero el más recordado lo logró el 8 de octubre de 1996 contra Argentina. Con el encuentro 4-1 a favor de la Albiceleste, se animó a patear un tiro libre que consiguió algo adelantado a Pablo Cavallero. ¡Golazo!
Jugó con la escuadra nacional en la Copa América de 1993, 1995, 1997 y 2001. También fue convocado a la 1991.
Incluyendo el del panameño Román Torres, a Dudamel le anotaron 110 goles. Hubieran sido muchos menos si la Vinotinto de la década de los 90' no hubiera tenido como costumbre terminar los encuentros con goleadas como el 6-1 y 6-0 de Bolivia y Chile, respectivamente, en las eliminatorias al Mundial de 1998.
Las victorias en Colombia o con ULA FC, Atlético Zulia, Estudiantes de Mérida, Unión Atlético Maracaibo y Deportivo Táchira, en el caso de la liga venezolana, fueron importantes para Dudamel, pero una que debe estar en un lugar muy alto para el guardameta yaracuyano fue contra Uruguay.
En el premundial hacia Corea del Sur-Japón 2002, la Vinotinto y la Celeste se midieron en Maracaibo el 14 de agosto de 2001. Los locales se adelantaron con un gol de Ruberth Morán.
En los últimos minutos el árbitro sentenció un tiro libre en el borde del área venezolana. Frente a la pelota se paró Álvaro Recoba, especialista en ese tipo de ejecuciones. El disparo iba a ser gol, pero con una volada espectacular, Dudamel que envió el balón al saque de esquina.
En la siguiente jugada, un contragolpe de Venezuela terminó en el 2-0 final. La primera de las cuatro victorias seguidas de la oncena nacional, récord que aún se mantiene.
Esa atajada de Dudamel fue decisiva, y abrió el caminó a la primera racha de éxitos del equipo.
Ese tipo de jugadas de Dudamel quedarán en el pasado, aunque no en el olvido. Más nunca se pondrá la camiseta con el dorsal 1 ni dejará a los fanáticos del equipo rival con el grito de gol atragantado.
La preferencia de Richard Páez por Gilberto Angelucci evitó que Dudamel fuera el arquero de la Vinotinto en una mayor cantidad de ocasiones.
Le tocó comerse las verdes, las medio maduras las está disfrutando Renny Vega, que será el encargado de cubrir su posición en la selección hasta que Rafael Romo termine de madurar como futbolista.
En Argentina (Quilmes) y Suráfrica (Mamelodi Sundowns) también exhibió su talento. Un portero sobrio, poco propenso a dar rebotes y seguro cada vez que se alejaba de la raya de gol a atajar un centro.
Rafael Dudamel extrañará jugar con la Vinotinto. Aunque es posible que la relación sea al revés, que sea la Vinotinto la que extrañe más las paradas de Dudamel.