El anuncio del retiro de Juan Arango de la selección
venezolana de fútbol sorprendió, pero era un tema que se venía tratando dentro
del entorno vinotinto.
Después de mensajes de agradecimiento y de conmoverse con
las lágrimas del ex capitán de la Vinotinto, hay que superar la sensación de
duelo y ocuparse de preparar lo que será la eliminatoria de la Copa del Mundo.
Los tiros libres de Arango y su liderazgo dentro del campo
ya son cosa del pasado. El 8 de octubre, en la primera fecha del Premundial,
alguien más vestirá el dorsal 18 y la banda de capitán la lucirá Tomás Rincón,
Oswaldo Vizcarrondo u algún otro.
Un esquema táctico sin Arango era algo que el DT Noel
Sanvicente venía trabajando desde su llegada en agosto de 2014, pero de ahora
en adelante cuando los resultados no sean positivos no se puede extrañar al que
no está –así sea el mejor de la historia– y con los elementos disponibles hay
que resolver para alcanzar el objetivo de llegar a un Mundial.
Sanvicente es un técnico astuto, ganador y experimentado;
pero no debe caer en la tentación de buscar un nuevo Arango. En ese experimento
podrían perderse partidos importantes, meses y cuidado sino la oportunidad de
jugar un Mundial.
Arango es único, irrepetible; pero desde el martes es parte
de una época que hizo vibrar a un país con su selección.
Venezuela no puede desperdiciar años que deberían ser de
crecimiento en buscar un nuevo Arango. Colombia lo intentó tras la partida de
Valderrama y fracasó; Argentina quiso “crear” el reemplazo de Maradona y probó
sin éxito con Ortega, Gallardo, Aimar y Riquelme.
Arango, gracias por todo; pero hay que clasificar a un
Mundial.
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