Las declaraciones de Juan Sebastián Verón antes del partido en el que su club, Estudiantes de La Plata, se iba a enfrentar al Barcelona en la final del Mundial de Clubes reavivó en mi una duda más antigua que la existencia de Dios o por qué el cielo es azul: qué importa más, ganar o jugar bien."Quien quiera espectáculo que se vaya al teatro", dijo Verón cuando se le pregunto por el juego.
La declaración del ex jugador del Manchester United hace presagiar que será un encuentro duro.
Si el Barcelona mañana juega un partidazo en lo colectivo y erra en el "detallito" de atinar frente a la portería rival; los argentinos, luego de estar metidos debajo del arco defendiendo el cero, supongamos que se encuentran con un tiro libre cerca de la meta de Valdés. Verón toma la pelota y pum! Golazo de Estudiantes y título para el equipo de la Conmebol.
Eso haría mejor a Estudiantes que al Barcelona? El planeta Tierra dejaría de pensar que los catalanes son los mejores sólo porque pierdan mañana?
El ganar por encima de jugar bien es costumbre en el fútbol moderno.
Sigo siendo de los que prefiere perder jugando bien que ganar jugando "feo", todo eso dentro de este mundo capitalista en el que las televisoras imponen el horario de los partidos y los anunciantes ejercen presión para que los jugadores lesionados adelanten su regreso a las canchas.
El porcentaje de probabilidades de ganar más de un partido seguido jugando bien es más elevado que jugando feo.
Verón, con posiblemente la única posibilidad de emular a su padre, ganador de la Copa Intercontinental en 1968 con Estudiantes, plasmó en la sala de prensa de Abu Dabi el sentir de toda la plantilla de Estudiantes.
Dejó entrever que existe la posibilidad que en algunos casos, los románticos del buen juego como yo, deban replantearse su ideología y modificarla por otra, en la que al menos por una vez, el fondo sea más importante que la forma.
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